
Los niños eran transportados en silletas a la espalda por los peones, todos abriendo el camino con machete, las vacas ayudaban a trillar el camino, los bueyes transportan enseres, llevaban cerdos, gallinas y perros. [2]
Para pernoctar hacían alto en un claro de la enmarañada selva, descargaban los bueyes, encendían la hoguera para que las mujeres prepararan la comida y los hombres armaban un abrigo para la noche.[3]
La rutina era despertar al amanecer, desayunar, recoger, fregar y acomodar enseres de cocina, dicha actividad la realizaban las mujeres; los hombres recogían los bueyes, los cargaban, preparaban las silletas, acomodaban las cosas y luego seguían su camino.
Tenían muchas prácticas piadosas: entre ellas, rezar el Rosario vespertino, alabados matinales, escapularios y rosarios en pechos de grandes y chicos, bendición de alimentos antes de cada comida y gracias después de la comida. Se aprendía el catecismo del Padre Astete de memoria y así se transmitía de padres a hijos la fe, los mandamientos, los sacramentos, las obras de misericordia, los pecados capitales, etc.
Usaban vestidos de dril, alpargatas, sombreros de ancha ala, machete al cinto, carriel de nutria terciado en el hombro izquierdo con yesca para el fuego, tabacos impregnados de vainilla, agujas para coser y de arriería, cabuyas, dinero, y ruana terciada al hombro.[4]
Este viaje que emprendieron Fermín y Carmen junto con los demás colonos, siguió el camino de la colonización desde Abejorral pasando por Sonson, Salamina, Neira, el río Guacaica para finalmente llegar a Manizales.
[1] www.geocities.com/raicespaisas/colonizacionantioqueña.htm
[2] www.geocities.com/raicespaisas/colonizacionantioqueña.htm
[3] www.geocities.com/raicespaisas/colonizacionantioqueña.htm
[4] www. Geocities.com/raicespaisas/colonizacionantioqueña.htm
(Imagen sacada de www.raicespaisas.org)